Después de haber firmado aquella trilogía que fue Premeditación, Nocturnidad y Alevosía y de su último trabajo, Fuego, no debería extrañarnos que el sexto álbum en la carrera de Ana Fernández-Villaverde se llame Brujería. Pero el juego de espejos es radical. Porque Brujería es probablemente el disco en el que más abierta y claramente habla de sentimientos, donde las canciones tocan el misterio tangencialmente para entrar profundamente en la lírica y la épica. Un álbum sobre el amor, descarnado y a flor de piel, sin metáforas como a ella le gusta. Oscuro y luminoso en el que cada canción se encadena irremediablemente con la siguiente.
El amor y el hecho de enamorarse de algo o alguien tiene mucho de brujería. Cuando nos enamoramos nos sentimos hechizados por el objeto de nuestro amor. El efecto es similar a una droga altamente adictiva, crea fuertes vínculos en nuestras mentes entre el placer y eso que deseamos dice Ana. Títulos como La Verdad, ¿Qué?, Te Quiero, La Fuerza o Miedo ponen en evidencia este concepto directo e impactante, que resulta desafiante por momentos.
Un disco donde abundan los tiempos medios y lentos, canciones que se convierten en clásicos instantáneos como sólo Ana sabe hacer. Después del Hechizo Protector que nos lanza en el primer track, el muro de sonido de la tan cinematográfica La Verdad hace que se te erice la espina dorsal, en Te Quiero, te dejas llevar, como si fuera un vals, en Déjame Entrar comprobamos las influencias de Ennio Morricone y ¿Qué?, es Blue Monday y Just Like Heaven, es la confusión, el no saber entender las señales. Entonces nos damos cuenta que cuando un recuerdo se construye no hay forma de distinguir lo verdadero de lo falso, pero también es el amor irreflexivo e inmaduro que todos y todas hemos sentido alguna vez.
Y llega el Miedo a que la relación no esté equilibrada y uno ame y esté dando más que el otro. Paracelso, el médico y químico suizo decía que: todas las cosas son veneno y nada es, sin veneno y así es Me Envenenas, la dosis hace el veneno. Nubes Negras es desnuda, dolorosa y sincera. Domingo Escarlata es la añoranza de esas vivencias pasadas donde la voz de Ana y J de LOS PLANETAS casan de una forma sobrenatural. Morderte explota como los temas más apocalípticos de M83 con aires a MY BLOODY VALENTINE para contarnos que no quieres que todo se acabe, que te niegas a ponerle fin. Y para terminar La Fuerza (el único toque castizo de todo el disco) en el que te das cuenta de que al dolor hay que tratarlo mal para que no te atrape, hay que coger las riendas, empoderarse y entonces sí, volver a empezar y volverse loca de nuevo, porque no hay conservante ni antiséptico ni nada que mantenga el corazón joven como el amor, como la empatía, como entregarte con entusiasmo a una causa digna como es la de hacer canciones.
Es un álbum elaborado, conceptual pero accesible, porque todos nos hemos sentido como hechizados por algo o alguien. Ana da un gran salto en composición, letras y progresiones armónicas. Brujería deja claro que estamos ante su mejor trabajo, una colección de canciones impactantes, demoledoras, clásicas y modernas a la vez, que la posicionan junto a los más grandes compositores de todos los tiempos de nuestro país. El diseño sonoro ha sido concienzudo y preciso con la producción de Carlos René (AXOLOTES MEXICANOS), un universo sónico que recuerda a las diferentes aristas de las últimas épocas: NEW ORDER y THE CURE, pero también LANA DEL REY, M83, BEACH HOUSE o CIGARRETTES AFTER SEX. DEPECHE MODE y KRAFTWERK. Sintetizadores y cuerdas para transmitir el misterio y la magia.
La portada, a partir de una foto realizada por Pablo Zamora, está inspirada en la mítica portada de Midnight Creeper del saxofonista americano Lou Donaldson (Blue Note, 1968). Es un disco vinculado a la hechicería y la magia. Cada canción está relacionada con un hechizo y todo está diseñado por Mario Rivière (al que Ana conocía por las portadas de los libros de la editorial La Felguera) y es un conjunto de ilustraciones, con dibujos de los hechizos, uno por canción, que se pueden practicar en el altar que incluye el formato físico del disco (vinilo y CD). Con tintas de oro y vinilo color rojo, el envoltorio del álbum es ya en sí mismo una obra de arte.
Y sí, de nuevo hay colaboraciones estelares. A la batería Juan Pedrayes (CAROLINA DURANTE, AXOLOTES MEXICANOS); guitarras a cargo de Mario del Valle (CAROLINA DURANTE, AXOLOTES MEXICANOS), y Lucas Vidaur (AXOLOTES MEXICANOS, CONFETI DE ODIO); el chelo es de Lucía Palacio y los violines de Esther Muñoz. Y como no podía ser menos, David Rodríguez (LA ESTRELLA DE DAVID) canta en Déjame Entrar y toca la guitarra en Déjame Entrar, Me Envenenas y ¿Qué?; J (LOS PLANETAS) canta en Domingo Escarlata y La Fuerza, y Diego Ibáñez (CAROLINA DURANTE) lo hace en ¿Qué?.
Brujería tiene su germen en el libro Ángeles Fósiles de Allan Moore que dice que: el arte es magia y la magia es arte. Escribir es un acto mágico de invocación y transformación de alquimia en acción. Duchamp, Blake, Baudelaire, Kandinski, Lautréamont, Mondrian, Dalí, Picasso
Estaban conectados con los trabajos de místicos y ocultistas. Brujería es un disco que brilla concebido como un todo y así debe ser escuchado. Conmovedor, desgarrador y universal, tanto que resulta inevitable caer en su embrujo.