La primera vez que el conocido productor Santi Garcia (guitarrista y cantante de No More Lies y responsable del sonido de la mayoría de discos del catálogo de BCore Disc, así como de un buen puñado de bandas referenciales de la escena punk/hardcore en España y Europa) vio a Anchord en directo le vino a la cabeza el momento en que también presenció por primera vez un concierto de Aina: una sensación especial más allá de ver a cuatro chicos jovencísimos tocando muy bien; un grupo de raíz hardcore con una ejecución y creatividad especiales que les diferenciaba claramente del resto y que, en definitiva, contagiaban. Esta podría ser una buena manera para entrar a conocer y entender qué se cuece en Anchord.
Después de más de dos años tocando por Catalunya, España y hasta por Europa, presentando sus primeros temas editados en cassette en 2014 por Saltamarges, ahora llega su primer LP, As A Real Return (2017). Si bien desde un inicio ya dejaron claro que su juego compositivo es heredero del hardcore melódico y el emo-core de los años noventa, este nuevo disco evidencia que el grupo ha tomado un camino de exploración genuino sin billete de vuelta, partiendo de esta estación. No es casualidad: en los últimos años, y mayoritariamente desde el underground estadounidense, también han surgido bandas claramente identificadas con la escena hardcore de los años noventa que han tomado esta influencia para acabar definiendo el emo-core actual. Así, y de algún modo similar a lo que hicieron Aina desde Barcelona en los noventa, convirtiéndose en el grupo local de referencia que abanderó el sonido de grupos americanos de aquel momento como Jawbox, Samiam o Chavez, en el caso de Anchord y su contexto entrarían en la lista los actuales Title Fight, Touché Amoré o Into It Over It.
Aunque es notorio que su amor adolescente por el hardcore melódico y sus venerados A Wilhelm Scream, Belvedere o Adhesive sigue ahí, los ritmos más acelerados van diluyéndose cada vez más en favor de una progresiva apertura hacia armonías y ritmos más complejos, sin perder el punto de urgencia necesario en cada canción. Se trata de un soplo de aire fresco que también puede explicarse por el hecho de que, a dos semanas de entrar a grabar con Santi Garcia en los estudios Ultramarinos Costa Brava, sólo había dos o tres canciones terminadas y el resto se creó de la nada en pocos días desde su local de ensayo en Sarrià de Ter (Girona), en el ya histórico centro social autogestionado Apaga la Tele, donde ellos también han crecido aprendiendo de las experiencias de la cultura DIY.