Un breviario de cinco canciones relata historias de bestias, caballeros y torres, desde las que puede verse el bosque. Ahí, el monje recita los versos de una tradición inventada. En sus cantares se escuchan melodías antiguas, herederas del folclore de un pueblo que no existe.
El cancionero se abre con Osos Pardos, que describe el paisaje nocturno de arena y pinos en el que se desarrollan el resto de temas. Con Sacrificio aparece lo oscuro, una suerte de cante resentido y serpenteante. Justo en la mitad, Costalero soporta el peso dramático de una pesada estructura de escasos elementos. Tradición, roce y sangre dan paso a Castillo, una canción de puentes levadizos y cruzadas militares, guiada por los contrapuntos de un cajón flamenco. Al acabar, la voz se abre y describe un bosque arenoso, seguramente cercano a la playa en la que los osos luchaban, suena un piano que se va enredando hasta hundirse para siempre como un cuchillo en Los Pinares.
Las canciones de este disco las ha compuesto Miquel Can~ellas.
Presentación especial con portada serigrafiada en dorado, un tríptico que descubre un 10" serigrafiado acompañado con un fanzine en risografía impreso en papel de biblia.