Rock for food es el tercer disco de un grupo con una historia extraordinaria. En enero de 2000 hacían sus primeros ensayos en un antiguo almacén de supermercado; en abril ya estaban grabando las cinco canciones de su primera demo, que en junio les llevaba a hacer su primera actuación con BCore, teloneando a los suecos Cobolt. Ese mismo diciembre grababan su disco de debut homónimo, que, al mismo día de ser editado en abril de 2001, les llevaba a su primera gira española. Su exitosa presentación en Garatge de Barcelona, sus conciertos de verano, Sant Feliu Hardcore Fest entre otros, les prepararían para su primera gira europea en octubre: Francia, Bélgica e Inglaterra, dónde grabarían la primera Peel session en la BBC para un grupo español. Ya en 2002 sus actuaciones junto a Jimmy Eat World, Bad Religion y Dover, su segunda gira europea en junio y julio, junto a los americanos Joshua, esta vez incluyendo también Italia, y la gira Alemano-Suiza junto a Maple en noviembre, les harían llegar otra vez al estudio, en diciembre, para grabar su segudo LP, An Investment in Logistics. Una maratoriana gira española, otra gira Franco-Inglesa, en que grabarían sus segundas Peel sessions en la BBC, el ganar el Villa Bilbao en todas las categorías posibles y, finalmente, el ser escogido An investment
mejor disco del año 2003 por Mondo Sonoro, en que se convirtieron en portada del número de enero de 2004, y figurar entre las listas de lo mejor del año en la totalidad de la prensa nacional, les situaría, en un tiempo récord, en las primeras filas del panorama independiente nacional. Para rematarlo, otra maratoniana gira por Alemania (dónde el sello Strange Fruit edita sus discos) en enero de 2004, y otra exhaustiva gira por Catalunya en marzo les situarían, a finales de marzo, a las puertas del estudio de Sant Feliu de Guíxols, dónde Xavi Navarro (también bajista del grupo) y Santi García darían forma a este Rock for food.
Delante de todo esto, creemos que solo hay una conclusión posible: aquí ha habido curro; y mucho. Un grupo puede tener más o menos talento, más o menos encanto para llegar al público; pero eso es algo que un grupo no puede sino ver con ojos ajenos, ya que hay gente a la que le gustarán las canciones y a otra, simplemente, no. Pero si hay algo de que un grupo pueda sentirse satisfecho, aquello que realmente hace que este oficio, como cualquier otro, tenga una recompensa, es, sin duda, el trabajo hecho. Y si es bien hecho, mejor. Así pues, el cóctel musical de Rock for food será más o menos punk para algunos, más o menos pop para otros; pero lo que siempre quedará libre de dudas es el meticuloso trabajo hecho durante cinco semanas para grabarlo por unos músicos que ya no entienden de estilos y que se dan cuenta de que su background musical es extenso, variado y no comprometido. Nosotros ponemos el rock y tu nos das de comer. Nos parece un buen intercambio.