Este disco está destinado a ser un clásico del punk cantado en castellano. Y si no, al tiempo. Esto se hace evidente desde la misma introducción, en la que unas campanadas nos alertan que el ataque de RUNA es inminente, que vienen a por todas y no estan dispuestos hacer prisioneros. Pero, antes de centrarnos en el disco, ¿quién son RUNA?¿de dónde salen? RUNA es un powertrío de Barcelona formado por Llobet, Carlo y Kike. Los dos últimos formaban parte del popular grupo de surf-rock instrumental Los Tiki Phantoms. Carlo Pavía (también conocido como El Carlo en el mundillo del tatuaje) dejó la banda en 2011, pero no fue hasta que Kike hizo lo propio en 2014 que decidieron empezar un nuevo proyecto juntos: esto que llaman RUNA. Kike se encargaría de la guitarra y Carlo del bajo, las letras y la voz solista. Al poco, Llobet (ex Vórtice, Mono, Segunda Apnea
) se sumó a la propuesta como batería. Cuentan ellos mismos que la idea era tocar y ver que salía, intentar llegar a un punto coincidente entre todas las influencias de cada uno. Carlo nunca antes había cantado, así que la banda tardó un poco en ir pillando una identidad propia. A lo largo del 2014 hasta el 2016 fuimos desarrollando esa identidad. Este proceso de ensayo y error queda reflejado en su primer trabajo homónimo, autoeditado en 2016 con la colaboración de Proyecto Eclipse (la plataforma creativa que forman El Carlo y sus colegas tatuadores Rotor y David Tejero).
A partir de ese momento el grupo se sumerge en la composición del disco que nos ocupa, el sobrecogedor Rito estacional. Para el grupo la idea era crear un disco que tuviera un hilo conductor, que tuviera sentido en sí mismo, revalorizar la idea de LP, que no fuera solo un compilado de temas sino un disco conceptual, por horrible que suene la palabra, y que nos aspen si no lo han conseguido. Rito estacional es una obra muy especial, en la que se han mimado la composición, los detalles y la producción. Domina el conjunto el triángulo equilátero de guitarra, bajo y batería pero en momentos puntuales se apoya en certeros y sutiles arreglos (de cuerda, cencerros, didgeridoo
) que le dan una atmósfera muy concreta. El sonido de RUNA parte del punk y post-punk más enérgicos de ambos lados del Atlántico pero huye conscientemente del ejercicio de estilo para llegar a un lugar muy sincero y personal. Dice el grupo que mientras hacían el disco escucharon mucho a Replacements, Hüsker Dü, The Damned, The Sound, Wire, forgetters, The Estranged o los primeros discos de Gabinete Caligari, pero también se escuchan ecos de los Killing Joke del principio, de los Peter and the Test Tube Babies del Frogs y Soberphobia, de la Siouxsie de Juju, los Blitz de New age o Second Empire Justice, y todo ello con un punto de las melodías y la mala leche made in USA de Agent Orange o Naked Raygun.
Las doce canciones de Rito estacional son himnos de cantar con el puño alzado y con la otra mano agarrándose fuertemente la camisa a la altura del pecho. La conjunción de melodías inolvidables y las letras emocionantes, épicas a la vez que personales, de Carlo hacen preveer karaokes cósmicos más que conciertos, con la gente entregada gritando todas las letras. Rito estacional es un disco oscuro pero vital que explora la auténtica dimensión del conflicto humano.