Después de publicar tres álbums en Grabaciones en el mar, Fran Fernández (Australian Blonde) y Sergio Algora (El Niño Gusano, Muy Poca Gente) cambian de compañía para publicar su cuarto lp: Llamadas perdidas (Mushroom Pillow, 2004). El disco, que en un principio se iba a llamar Queremos que todo el mundo se haga rico, combina canciones comprometidas políticamente con otras de amor y en las que se hace patente un agudo sentido del humo. Hay que destacar que es el segundo trabajo que La Costa Brava publica este año, tras su anterior Se hacen los interesantes (Grabaciones en el mar, 2004), un EP de versiones que terminó siendo la despedida de aquella discográfica. Como novedad, Enrique Moreno, batería de la banda, se estrena como compositor en un par de temas (Hotel Dulce Nombre y Carta a Beyoncé Knowles) e incluso canta en esta última.
El primer corte es un atormentado soul, Falsos mitos sobre la piel y el cabello, que pone en alerta a todos nuestros sentidos para poder enfrentarnos al disco que tenemos entre manos. Pero cuando uno ha empezado a imaginarse lo que vendrá después, nos encontramos con la turbulenta introducción de Vuelvo a ser yo, peculiar canción que combina unos teclados psicodélicos con una trompeta fronteriza y un espontáneo banjo. Y tras este amalgama de sonidos, escuchamos una curiosa frivolidad: Adoro a las pijas de mi ciudad, todo un canto al atractivo de estas chicas. Junto a este tema destaca su particular homenaje a cierta modelo en El cumpleaños de Ronaldo o la declaración de amor que es Carta a Beyoncé Knowles (increíbles sus arreglos).
En la mitad del disco aparece un setentero interludio musical, Hotel Dulce Nombre, que da paso a Dos ostras, versión mucho más elaborada del mismo tema que se incluyó en Se hacen los interesantes. Particularmente llamativas son Confianza ciega, Toni y Treinta y tres, todas ellas con unas acertadas combinaciones de sonidos que van desde la elaboración del primero a la sencillez acústica del último. Buenas raíces musicales son la principal baza de La Costa Brava para seguir haciendo discos tan cuidados.
Andrés Cabanes. Alta Fidelidad