ras más de una década de fidelidad inquebrantable en el sello Acuarela, en una unión que se identificaba de manera inexorable a la manera de La Buena Vida con Siesta, resulta que en sólo dos años el proyecto Sr. Chinarro cambia de discográfica dos veces. De Acuarela a El Ejército Rojo y de este a Mushroom Pillow. Si el primer cambio se puede ver como un cambio de ruptura con la costumbre convertida en rutina, este segundo se puede interpretar como la posibilidad de un salto cuantitativo en las posibilidades como banda. Los medios a disposición del grupo y la presión promocional infinitamente superior que les proporcionaba Mushroom Pillow es una oferta muy tentadora. Y a fé que fue aprovechada por ambas partes.
Tras ser elegido disco del año por la revista Rockdelux y elogiado de manera unánime en toda la prensa nacional por El Fuego Amigo (El Ejército Rojo, 2005), auténtica piedra de toque y bifurcación en una carrera de más de diez años, El Mundo Según(Mushroom Pillow, 2006) reincide en la misma fórmula pero con aún más tino. Una apertura musical evidente, el intento por hacer explícitos sus textos lejos de la oscuridad impenetrable de algunos de sus trabajos del pasado, en el que las intrincadas metáforas eran muchas veces casi incomprensibles o sólo accesibles mediante el conocimiento de claves de conocimiento exhaustivo de su obra, dan como resultado un disco brillante, pulido, lleno de arreglos armoniosos y aunque quizá poco sorprendentes siempre eficaces.
La situación personal armoniosa de Luque, como por ejemplo su reciente paternidad a la que dedica la encantadora y sorprendente para los conocedores de su obra G.G. Peninston parecen arrojar luz sobre toda la obra llena de guiños a sus fetiches musicales como en La decoración con unas guitarras que parecen sacadas de las manos de Johnny Marr .
Los aires del sur presentes desde su segundo disco aparecen con total protagonismo en algunos momentos en los que el acento del sevillano salta sin pudor como en la sensacional Gitana o la festiva Del montón (que fue acompañada de un horripilante, incomprensible videoclip).
Pero entre tanta luz también hay tiempo para las tinieblas. Y estas se llevan la máxima puntación para el que esto escribe. El tono (musicalmente) siniestro de canciones como la estremecedora No dispares (la más parecida a su etapa en Acuarela), la cautivadora Angela o ese retrato de la morosidad de la rutina que engulle a los urbanitas del siglo XXI, a la inexorable esclavitud de la sociedad de consumo que de manera excepcionalmente brillante nos canta en Militar. Pura angustia existencialista.
En resumen, más que un disco rompedor una puesta en limpio de los méritos obtenidos con El Fuego Amigo, eso sí agrandados y con un sonido más compacto resultado de la estabilidad de tener al fin una banda a la que se puede considerar Sr. Chinarro el grupo y no Antonio Luque y otros músicos que le acompañasen.
LS.Daniel (LaFonoteca)