Tras el feliz desconcierto que supuso aquel Lost de hace tres años -un disco tan bello e inesperado- Anders Trentemøller sigue empeñado en un pop sintético, minimalista y oscuro, cercano al mopper y tan influenciado por la dark wave como por el electropunk. Este Fixion sigue escarbando en dicha mina en forma de monólogo electrónico y pop; es casi un rezo a modo de banda sonora crepuscular, doliente y rarita, a través del que mostrar todo su crepúsculo interior que, a veces, hasta se torna en carne para la pista de baile del bareto más canalla que podamos soñar.
Hay tres temas que, por más emotivos, sobresalen por encima del resto, esos mismos que sustancian como un corpus intenso y conceptual que deambula entre lo neo-romántico y el desasosiego. Son la trepidante y cruda River In Me (con Jehnny Beth de Savages a la voz), la krautrockista vs. tech Spinning en la que todo parece haberse dejado en manos de unos The Soft Moon puestos hasta las cejas de mescalinas valencianas y ese nuevaolero tributo a The Cure -¿o es a Joy Division? que es Circuits. En fin, flores sobre el estiércol.
Fernando Fuentes.