Como visiones de un leopardo, como un delirio rojizo, nos abate el nuevo disco de Julián Mayorga: Cuando tengo fiebre veo la cabeza de un leopardo magnífico. El músico tolimense nos sorprendió este final de año con un larga duración vibrante, inquieto y desenfrenado. En donde continúa su exploración de los ritmos latinos desde nuevas y reveladoras luces. Los bajos y las guitarras como tocadas por esqueletos y las ondas de sus sintetizadores análogos se mezclan con las congas, las palmas y las guacharacas, para cantar historias de funerales, fiestas, paracos y monte.Nuestros abrebocas para este disco fueron los sencillos Las urracas, lanzado con video oficial incluido, y Las inmigratas, realizado en conjunto con Meridian Brothers. Además, casi como un preludio, hace unas semanas salió el grandioso EP: La fiesta de transmigración. Trabajo en el cual Julián, al igual que en Cuando tengo fiebre, abre a machete por una senda a través de la selva de la música colombiana, readaptando sonidos nacionales como la cumbia y el vallenato a nuevos ambientes psicodélicos.Las letras del álbum son metáforas extrañas y viscerales sobre historias de pueblos llenos de fantasmas, de brujas y problemas con acciones comunales, como es frecuente en Julián. Varias de éstas son imágenes con los que muchos colombianos y latinoamericanos pueden identificarse. Ya que la jungla fantástica narrada en el disco la escuchamos, o la experimentamos, cada día. Julián, efectivamente, ha hablado sobre la nostalgia y sus raíces en el norte del Tolima, como elementos centrales del proyecto. De tal manera que hay una negación a globalizarse, y una búsqueda por ahondar en aquellos vínculos por medio de la música y el trance.
Cuando tengo fiebre veo la cabeza de un leopardo magnífico fue producido por Julián y Javi Álvarez (Fluzo, Duo Cobra). Adicionalmente fue grabado en Madrid y apoyado por las agencias Giradiscos y Lago/Cráter.