La carretera muerta recoge seis historias que relatan las vivencias a finales de los ochenta del protagonista, Gabi, un buscavidas enganchado al caballo. Genuino hiperrealismo sucio leonés, puro, sin adulterar. Textos autobiográficos y sin cortes, surgidos de la calle y de las entrañas de Oca Fidalgo. A pecho descubierto.
Citando a Paco Gómez Escribano en el prólogo que acompaña a esta edición: «No se anda con jodidos eufemismos el nota».
«Y alli´ estaba de nuevo, de visita en las Barranquillas, como si el tiempo no hubiese pasado. Pero el tiempo habi´a pasado sin duda: ahi´ estaba el metabu´s lo primero, a la entrada del poblado con una cola que ni te cuento. Y luego en el interior lo indescriptible: las chabolas con chapa de uralita, los coches destartalados, la procesio´n de adeptos entrando y saliendo sin descanso. Los corrillos y la pen~a, la basca que te entra y ese ti´o que no te deja, busca´ndose la vida, suplicando una limosna, comie´ndote la oreja. La nueva generacio´n de cri´os luciendo frescos como el roci´o pero con la cabeza hecha migas por la farlopa. Y por su puesto que la gente de mi quinta, muertos en vida la mitad de ellos, deshechos con la factura que les ha pasado ese Madrid en el que te quitabas el mono con cien duros».