Estas 10 nuevas canciones nos sitúan en un paisaje extraño, como en un cuadro de pintura metafísica, en el que el orden de la arquitectura clásica contrasta con la irrupción de elementos futuristas y convive con los cielos de colores saturados. Ahí están las líneas maestras de Le Parody: la presencia y la contundencia del beat, que comparte escenario con la raíz (en este caso andaluza, sí, pero también la ibérica), el imparable sonido del tambor y la trompeta. Y para llenarlo todo de color, unas letras minuciosamente pulidas, que describen con precisión ideas sencillas.
Si en Porvenir Sole Parody quiso contar emociones complejas con palabras muy simples, en Remedios ha sudado haciendo el ejercicio contrario, rebuscando en el lenguaje para contar historias sencillas. Este es su disco más despreocupado, es el disco más alegre de Le Parody. Reconoce que es la primera vez que no sufre haciendo un álbum, y los tiempos que lo han regido tienen mucho que ver con esa ligereza que llega al fondo de las canciones. Si para Hondo (2015), su segundo disco, se arropó del silencio de una casa solitaria en medio de un olivar en Jaén, el silencio que ha acompañado a la gestación de Remedios es uno bien distinto, más frágil: el de una casa en la que un bebé duerme.