Fogonazos, estampas en movimiento y del movimiento, gira, murmullo de un mundo ni ajeno ni exótico, mantra, volver una y otra vez a la vida que se escapa entre lenguas, lomas en barbecho campos verdes de cereal glaciares desiertos, personajes, situaciones, pensamientos. Con la potencia lírica del cuaderno y bajo el viaje en y de todos los sentidos que es Zen Bombardier, Antonio Cordero entrelaza lectura y escritura, convocando un ritmo que es porosidad explosiva de presencia: "todo es inmanente nada permanece".