«De noche, algunos cuentan ovejas y otros leen novelas de misterio. Yo me tumbo en la cama y me pongo a pensar en comida.» Entretejiendo reflexiones y recuerdos de varias décadas entre fogones y libros junto a sus más infalibles recetas, la novelista Laurie Colwin nos invita a redescubrir el placer de cocinar con alegría y sin complejos. En capítulos como «A solas con una berenjena», «Cenas vomitivas. Mi testimonio» y «Aleta de ternera rellena. Una mala idea», la autora comparte divertidas anécdotas cómo preparar pasta en un minúsculo apartamento en el Nueva York de finales de los sesenta, dar de comer a una multitud de estudiantes en huelga u organizar una cena y lidiar con invitados tiquismiquis y ofrece útiles consejos tanto para neófitos como para entendidos.
Publicado en 1988, este célebre libro, a medio camino entre las memorias y el recetario, es un homenaje a los pequeños placeres de la cocina y al gozo de compartir mesa, un auténtico festín literario que ha conquistado a varias generaciones de lectores. Cercana y honesta, Colwin nos habla como lo haría una buena amiga y nos invita a vivir nuestra relación con la cocina con curiosidad, generosidad y optimismo.
«Colwin escribe con un talento luminoso y un entusiasmo inagotable.» Joyce Carol Oates
«Colwin es como usted y como yo, con un encanto y una falta de pretensiones que la convierten en una grata compañera, maravillosamente humana.» Chicago Tribune
«Así ha de ser la literatura culinaria: divertida, honda, inspiradora, sin alardes.» Nigella Lawson
«Este libro es el compañero perfecto tanto en la mesita de noche como en la cocina.» Mina Holland (The Guardian)
«A la escritora neoyorquina Laurie Colwin hay que leerla, y la nueva edición de 'HomeCooking' (1988) en castellano, 'Una escritora en la cocina', es la oportunidad perfecta para quienes no hayan disfrutado todavía de su prosa divertida, cercana y a la vez profunda.» Cristina Jolonch (La Vanguardia)
«Tiene el tono de una charla informal entre amigas mientras se elabora un plato, donde son frecuentes las risas y los comentarios francos. Es un libro hogareño, como el caldo de la infancia.» Mey Azora (La Vanguardia)