Entre los tesoros que conserva la Biblioteca Nacional de España, hay un manuscrito de Miguel Hernández que contiene cuatro cuentos infantiles y que sirve para hacer una reflexión sobre los últimos meses de vida del autor. Se trata de trece hojas de papel higiénico cosidas que el poeta preparó para su hijo, probablemente en su último encierro en la cárcel de Alicante, adonde había llegado el 28 de junio de 1941 desde la prisión de Ocaña. Estos cuatro cuentos son seguramente los últimos textos que escribió, y en ellos el poeta crea una metáfora continua de la libertad.