Los emisarios de la nada se editó por primera vez en noviembre de 2007. En ese momento, era necesario arrojar luz sobre el nihilismo. Se hablaba de nihilismo de forma peyorativa, sin comprender su realidad política. La repercusión que tenía era bastante marginal. Salvo algunas excepciones en forma de revistas o artículos, nadie había intentado abordar tan interesante tema en las tierras ibéricas. El autor de Los emisarios de la nada se puso manos a la obra inspirado por un libreto griego publicado en 2004 y dedicado a la figura de Necháyev. Quería introducir el tema; abrir un hueco para que luego otros profundizaran.
Desde entonces ha llovido mucho. Gracias a los esfuerzos de algunas personas, hoy existe dentro del anarquismo una corriente que reivindica el nihilismo. Esta corriente asume una serie de postulados y prácticas herederas de los nihilistas rusos del siglo XIX. Del nihilismo, pues, hoy se habla más.
La Rosa Negra Ediciones considera que Los emisarios de la nada rescató del olvido las ideas y la tradición nihilistas; por eso, años después procedemos a su reedición.
Es un texto que precede a publicaciones de otras editoriales. Tras Los emisarios de la nada surgieron las obras Sin fósforo no hay pensamiento de Alain S. H. (El Grillo Libertario, 2014); Rusia en las tinieblas de Vera Figner (Antipersona, 2016); y El sabor de la sangre en la boca: revolucionarios, anarquistas, rebeldes y nihilistas en la Rusia del siglo XIX de autor anónimo (Descontrol, 2017). Como precursora de otras publicaciones, Los emisarios de la nada, también de carácter anónimo, merece ser reeditada. Han transcurrido bastantes años desde su primera edición. Nuestro objetivo es que no se pierda en el olvido y que esté presente en la serie de obras que siguieron.