Reconocida como la creadora de la pintura abstracta, Hilma af Klint es ahora una artista de fama mundial, pero a primeros de 1980 nadie sabía quién era. ¿La responsable? Ella misma. Af Klint dejó por escrito que sus cuadros no debían mostrarse al mundo hasta no menos de veinte años después de su muerte. Creía que entonces el público entendería su obra artística.
Sus compatriotas suecos, primero, y todos los demás, después, se quedaron maravillados con los enormes cuadros que formaban las piezas del Altar y los colores que lucía todo el resto. Quizá no sabían que estaban elaborados siguiendo las directrices de ángeles y otras inteligencias preternaturales, quienes les dictaban a Hilma la mayoría de sus obras. Y tampoco su férrea disciplina y su militancia en los grupos esotéricos de su época.
Este breve opúsculo, el primer libro sobre af Klint publicado originalmente en español, supone una aproximación libre pero bien documentada de Grace Morales a la figura artística e histórica de la pintora sueca, encuadrándola dentro de la tradición mediúmnica de otras mujeres artistas del siglo XX como Josefa Tolrà, Marjorie Cameron o Madge Gill.