Un personalísimo homenaje y visión de Juan Rulfo. Había mucha neblina o humo o no sé qué es una obra experimental que rompe los límites de los géneros y en la que Cristina Rivera Garza demuestra una vez más su fascinante habilidad literaria. Así como no cabe duda de que Juan Rulfo es uno de los mejores escritores mexicanos de la historia, pese a la brevedad de su obra, tampoco se pone en tela de juicio que hay innumerables libros y textos en torno a su persona. De ahí que Cristina Rivera Garza no pretenda hacer una biografía, tampoco un análisis estilístico de su obra. Pretende, en cambio, entregar un texto partiendo de una premisa: para que un autor viva como tal, precisa, antes, vivir de otras cosas. Rulfo trabajó en una llantera antes de escribir sus dos grandes libros. Después se refugió en una comisión para el desarrollo del Papaloapan. Al margen de las razones que lo llevaron a elegir esos trabajos, queda claro que, en alguna medida fueron los posibilitadores de, primero su obra y, más tarde, de la construcción de su figura. La autora parte de esa idea. No la de la vida cotidiana, sino la de la exploración de la obra en la persona. Una suerte de trascendentalismo desvelador. El mismo que la ha llevado a ella misma a recorrer caminos inesperados, a toparse con la presencia de un escritor que, para ella, quien no lo conoció, es solo eso. «Cada quien tiene su Rulfo privado. El mío, mi Rulfo mío de mí, está tan interesando en producir una obra como preocupado por ganarse la vida. -Lo que pasa es que yo trabajo-, dijo alguna vez. En efecto, eso es lo que pasaba. Sus empleos en la iniciativa privada y en el gobierno federal lo llevaron por largas carreteras y por áreas del país que la modernidad alemanista exploraba sin cesar con el fin de identificar y explotar sus recursos naturales. Seguir sus huellas, eso es lo que hace este libro viajero que va del ensayo al cuento, de la crónica al experimento visual, mientras se mueve de los valles del centro hacia las montañas que cruzan el estado de Oaxaca.»
Cristina Rivera Garza