Frente a la estética civilizada pero brutalizante de la oficialidad se alza la estética de lo bárbaro: el anti-canon estilístico propio del Pueblo. Bascula entre lo sencillo y lo grotesco, lo cotidiano y lo fascinante, lo tosco y lo maravilloso, lo involuntario y lo imperceptible. La conocemos por un detalle contrapuesto, un patrón extremo, un elemento incoherente. Está presente en mensajes pequeños, casuales y singulares que se muestran sin ornamentos engañosos y, por lo general, fracasan.
Desde 2010 el ultrarracionalista Anónimo García ha estado atento a ella en cada paseo. Ahora la cataloga y celebra en este recorrido fotográfico que hará las delicias de las personas atentas al detalle e inclinadas al juego.