Estas páginas analizan el papel que la experiencia, la acción y la improvisación jugaron en las interacciones entre el jazz y las artes, fundando así nuevos modos articulados de pensar y hacer el arte y de afrontar la vida. Dichos procedimientos se desarrollaron en entornos urbanos alternativos (Harlem, Greenwich Village, Saint-Germain-des-Prés, Haight-Ashbury ) y en diversas comunidades reflexivas y creativas (Black Mountain College, New School for Social Research, Hollywood ), construyendo nuevos cauces simbólicos que contribuyeron a superar la tradicional antinomia entre la alta cultura y la cultura popular. Igualmente, esas interrelaciones tuvieron lugar en un contexto internacional caracterizado por la génesis de la sociedad posindustrial, la lógica geopolítica de la Guerra Fría, el impacto de la migración intelectual y artística Europa - EE. UU. (1930-1960), la pujanza global de la cultura afroamericana y la emergencia de los nuevos movimientos sociales y culturales, entre otros procesos relevantes.