Eve Babitz pasó como un terremoto por el Hollywood de los sesenta y setenta. Artista, escritora y seductora compulsiva, se ganó con su talento a la escena bohemia de Los Ángeles, la ciudad sin pasado en la que nada parece hecho para durar. Días lentos, malas compañías es una evocación de ese Hollywood fascinante y cruel, obsesionado con la superficie de las cosas. En diez viñetas bañadas por el sol y barridas por los vientos de Santa Ana, Babitz retrata un L.A. de estrellas de cine angustiadas por su éxito, socialités atrincheradas en el Chateau Marmont, actores de telenovelas a los que aterroriza la muerte de sus personajes y femmes todavía más fatales que ella.
Con un estilo que es a la vez ligero y profundo, lleno de color, Babitz recrea en estos relatos la bebida, las drogas, el sexo y las puestas de sol de un mundo desaparecido que nos recuerda demasiado al nuestro. Y de paso, entre tragos de tequila y trozos de Qualuude, reflexiona sobre la fragilidad de las relaciones y lo efímero de la belleza en una ciudad que, como una canción de los Beach Boys, parece haber nacido para alcanzar la perfección.