Al igual que el escorpión mortal de la portada del álbum, el segundo lanzamiento de The Budos Band, The Budos Band II, se arrastra sigilosamente sobre la arena caliente del desierto. Es con un propósito inconfundible que cada ritmo de la música se mueve, un paso de muchos para llevar al Escorpión hacia su significado. Con su cola arqueada en lo alto, maniobra pacientemente bajo el abrasador sol del desierto y elige a su presa. Golpea sin previo aviso y sin remordimiento. El veneno de su aguijón, fiel a su razón; su víctima, siempre intoxicada. Con sus veintidós patas, tres cuernos y veneno alucinógeno, The Budos Band (los emperadores no anunciados de Instrumental Staten Island Afro-Soul) continúan gobernando. La banda ordena a sus oyentes que los sigan en su segundo viaje a las profundidades de su visión venenosa. Si bien su álbum debut fue anunciado como una exploración innovadora del funk, Afro-beat y la música Soul, pocos podían predecir que su segundo esfuerzo no solo igualaría sino que superaría el ámbito de la expansión mental encarnado en sus primeras sesiones. A través de diez nuevos instrumentales emocionantes grabados en vivo en Daptone's House of Soul en Bush wick, Brooklyn, The Budos Band vierte temas a la vez resonantes y etéreos sobre ritmos hercúleos.