Con Failing Songs, ya no cabe aquello de contentar a cualquier precio a los fans de Third Eye Foundation. Y el uso repetido de la palabra "canción" en el título es un signo a tener en cuenta. Porque hablamos de canciones. Canciones donde las melodías sutiles contrastan con la dureza de palabras, porque Failing Songs es una ruda constatación del fracaso. Los textos contienen la repulsa de su autor, que se debate entre la desesperanza y la fría cólera, a la evolución militarista del mundo. Composiciones tan sublimes como melancólicas, empapadas de música balcánica, griega, y de más allá, a veces puntuadas con guitarras de tinte español (siendo entonces esa guitarra el instrumento predilecto, omnipresente aunque frecuentemente conjugado con la pereza del violonchelo), a veces cercanas a las sonoridades del Pascal Comelade de los comienzos (un artista al que Matt asegura no conocer) e incluso de Shostakovich. Failing Songs es de esos discos que uno aprecia tanto en compañía como a solas, un álbum que agarra y no suelta, de los que uno no se aleja porque su sitio es justo al lado del lector de CDs, justo a mano. Una música de fiesta triste que ilumina el corazón del oyente.